La obesidad causa 3,4 millones de muertes prematuras por año, según explica Gregory Celis, director médico de Laboratorios Bagó. Es una enfermedad compleja, que se caracteriza por la excesiva cantidad de masa corporal en el cuerpo; su origen puede ser diverso, pero principalmente se debe a causas genéticas, malos hábitos alimenticios y desórdenes hormonales.
En el Ecuador el 62% de los adultos, grupo etario comprendido entre los 19 y 59 años, padece de obesidad. Es una enfermedad 100% prevenible y algunos de los mecanismos más efectivos son la práctica del ejercicio diario, la adopción de hábitos alimenticios saludables y acudir a chequeos médicos con frecuencia.
Entre los órganos más afectados está el cerebro, ya que las sustancias de degradación de las grasas que el cuerpo procesa lo puede afectar seriamente. La persona es más propensa a sufrir problemas neurológicos como ansiedad, trastornos alimenticios y relacionados al uso de sustancias. El exceso de grasas en el cuerpo llega a envolver el corazón y provocan el taponamiento de las arterias, cuya consecuencia es un infarto. Para la OMS, quienes padecen obesidad por su condición física son mucho más propensos a sufrir enfermedades cardiacas.
Otro órgano afectado es el páncreas, encargado de producir insulina, que es la responsable de regular la glucosa en la sangre. La obesidad daña las células productoras de insulina. La pancreatitis, cáncer de páncreas y otras enfermedades relacionadas a la inflamación o mal funcionamiento de este órgano son comunes en los pacientes con obesidad.
El hígado y el riñón también se ven afectados. El excesivo depósito de grasa contribuye a la inflamación del hígado y al difícil procesamiento de las grasas en el cuerpo, teniendo como principal consecuencia un hígado graso no alcohólico. En el riñón un alto porcentaje de esta le demanda un esfuerzo extra, que puede provocar una falla renal severa.
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