En el 2019, Ecuador fue el segundo país con mayores índices de estrés laboral en América Latina, según la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo. Algunos factores como la excesiva carga laboral, inseguridad en la plaza de empleo, horarios extendidos y la necesidad de obtener ingresos extras, han sido cruciales para la inestabilidad emocional del trabajador.
Por ello, desde el 1 de enero de 2022, el síndrome de agotamiento es parte de la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La baja productividad e incentivo laboral afecta no solo al colaborador, sino también a la empresa, su familia y al país. Según estima la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el impacto es de 0,6% del PIB (USD 1,6 millones diarios).
Estas estadísticas son el resultado del ‘presentismo’ (pasar más horas en el trabajo, que las estipuladas en el contrato). Este síndrome laboral reduce la eficiencia del trabajador y produce un mayor índice de accidentes y lesiones.
Tras esta problemática, los programas de bienestar y vitalidad han adquirido mayor relevancia, debido a que motivan el cumplimiento de metas alcanzables. Entre las recomendaciones están caminar 20 minutos durante tres veces a la semana o dejar el celular y la computadora, durante las horas de alimentación.
El cumplimiento es recompensado con premios que incentivan la vitalidad como giftcards, entradas al cine, cafés, implementos deportivos y del hogar. Esta apuesta de vitalidad lo reafirma Go Red for Women, iniciativa social que promueve la concienciación sobre las enfermedades cardiovasculares en las mujeres. Para el programa de bienestar Vitality es importante generar propuestas diferenciadoras que promuevan la salud integral, para llevar un estilo de vida sano.
Comments