El mapeo tridimensional es un procedimiento, mínimamente invasivo, que se emplea en la atención de arritmias cardíacas. El paciente experimenta un reducido estrés posoperatorio, su recuperación es rápida y casi no percibe dolor.
Las arritmias cardíacas ocurren cuando los impulsos eléctricos que coordinan los latidos del corazón no funcionan adecuadamente. Esto hace que el órgano lata demasiado rápido (taquicardia), lento (bradicardia) o de manera irregular. No siempre la aceleración significa que existe un problema fisiológico. El deporte ocasiona un incremento natural, que tiene por objetivo proporcionar sangre más rica en oxígeno a los tejidos; y, durante el sueño y períodos de relajación el ritmo disminuye, significativamente.
Las que sí se consideran patológicas originan signos y síntomas molestos que pueden llegar a ser mortales. De ahí que hasta una década atrás esta condición haya generado mucho temor entre las personas afectadas. Las investigaciones, avances tecnológicos y equipos de vanguardia han cambiado esta percepción al momento de someterse a una intervención.
La constante renovación de conocimientos médicos, modificaron el panorama. En la actualidad, una reconstrucción electroanatómica del corazón, no solo que es posible, sino que crea condiciones inmensamente favorables para su tratamiento. La destreza médica conjugada con la tecnología de punta permite la ubicación precisa de los sustratos o anomalías y la eficiente reparación de los circuitos que conducen la corriente en el corazón.
El mapeo tridimensional, un sistema de reciente creación, ayuda a reconstruir, a través de catéteres de electrofisiología, las cavidades cardíacas en tres dimensiones. Además, mediante el uso de colores, es posible distinguir los circuitos que dan paso a la corriente y dejar marcas por donde se ha aplicado radiofrecuencia (quemaduras).
El Dr. Jorge Luis Arbaiza, cardiólogo y electrofisiólogo, forma parte de la nueva generación de especialistas en Ecuador que desarrolla esta técnica. El experto explica a PRILMED algunos pormenores de esta intervención.
Entre ellos, la facilidad de superponer imágenes extraídas de tomografías cardíacas, lo que determina la localización de puntos específicos en el corazón, disminuyendo considerablemente el tiempo de exposición a la fluoroscopía (rayos X) durante el procedimiento de ablación (extirpación de un tejido), ampliando en un máximo porcentaje las estadísticas en la cura de las arritmias, especialmente de las más complejas.
Casi todos los seres humanos, incluidos los niños, pueden acceder a este procedimiento con mapeo tridimensional. En los cuadros diagnósticos que surge resistencia a los medicamentos se puede optar por la ablación y en los más complejos por la ablación con mapeo tridimensional. Esta técnica tiene cada vez más demanda y el nivel de recurrencia es mínimo. Una ventaja de este sistema es que la persona intervenida experimenta un reducido estrés posoperatorio, su recuperación es rápida y casi no percibe dolor.
El Dr. Arbaiza afirmó que el método es mínimamente invasivo, pero que sí requiere de tiempo (tres horas o más para casos complejos). Al paciente se le coloca anestesia local o general, dependiendo del tipo de arritmia, para llegar con facilidad a la zona lesionada.
Las únicas excepciones recaen en las personas con arritmias leves, cuyos malestares pueden ser tratados con medicación. Están quienes padecen arritmias banales, es decir, que no representan riesgo; también los asintomáticos y su tratamiento puede ser a corto o mediano plazos.
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