Lejos de evitar los riesgos laborales, el teletrabajo se volvió una pesada carga para miles de personas. Los empleados se enfrentan a una nueva realidad, con graves dolencias.
La salud mental también se ha visto afectada por el covid-19, especialmente en quienes se adaptaron a las políticas 24/7 del teletrabajo. La Asociación Ecuatoriana de Psiquiatría Núcleo Pichincha explica que, si bien esta modalidad implica la disminución de accidentes laborales o siniestros, puede incrementar los trastornos mentales. Con el objetivo de que los colaboradores estén disponibles las 24 horas, se ha provocado que se autoimpongan largas jornadas laborales.
Mientras se intenta retomar las labores presenciales y lograr una productividad similar a la que existía antes de la pandemia, Juan Ayala, presidente de la Asociación de Psiquiatría, aclara que los problemas relacionados con los contagios por la pandemia siguen latentes. “Existe una tendencia a hablar de la salud mental pospandemia, cuando la pandemia aún está aquí. Hay temor de contraer el virus y los trastornos vinculados a los cambios sociales para evitar su propagación, influyen en el estado de ánimo de las personas”.
Alberto Castellanos, también miembro de la Asociación, concuerda que se debe enfatizar en el cuidado de las personas que se enfermaron o perdieron a sus seres queridos, quienes pueden desarrollar problemas de adaptación, depresivos, de estrés postraumático, de ansiedad generalizada o crisis de pánico. En algunos casos, incluso, hay descompensación de patologías previas como trastorno bipolar, esquizofrenia o trastornos esquizoafectivos.
Carmen Beltrán tiene 32 años y trabaja en una empresa de contabilidad, maneja temas relacionados con facturación y redes sociales. Se sintió colapsada cuando le tocó encerrarse en su casa y teletrabajar, “estuve confinada abril y mayo, por las disposiciones gubernamentales y también porque enfermé de covid-19. No podía con tanto: el trabajo, mi pequeño, sus clases y las labores del hogar. Me sentía decaída, sin poder solicitar ayuda”.
Carmen padeció fuertes dolores de cabeza y exceso de estrés. Reconoce que no toleraba el ruido y no podía controlar su carácter. Los directivos de la empresa nunca respetaron sus horarios de trabajo. “Me decían: ‘¿estás en tu casa? Puedes volver a prender la computadora o por qué saliste a la calle, no se puede’”.
En el Ecuador, 30 de cada 100 personas sufren un problema de salud mental, ocho de cada 100 están afectadas por cuadros de depresión y cinco de cada 100 padecen de ansiedad. Para 2030 los problemas de salud mental, serán la principal causa de discapacidad a escala mundial y se estima que una de cada cuatro personas tendrá un trastorno mental a lo largo de su vida.
El 12,5% de los problemas de salud, lo representan los desórdenes mentales, siendo más altos que el cáncer y los cardiovasculares. El 1% de la población desarrollará algún tipo de esquizofrenia a lo largo de su vida y el 50% de los problemas de salud mental inician antes de los 15 años.
¿Qué más pasó con Carmen? Reconoce que esta experiencia le sirvió para poner límites a sus jefes y también a su vida personal. A pesar de estar enferma y con reposo médico, no sintió que sus compañeros de trabajo la respetaran. Fue un proceso muy difícil para ella, tuvo inconvenientes familiares que le motivaron a no preocuparse por perder el empleo, porque primero estaba su salud.
Sintió dolores de cabeza, de los músculos y contracturas del cuello. Tenía variaciones en su estado de ánimo, sus manos no podían sostener las cosas por el exceso de estrés, “mi cuerpo me dijo que me concentre en mi vida y que primero es mi salud. Agradezco que solo fueron dos meses, terribles, pero solo dos. Hay que perder el miedo al despido y no aceptar la explotación a cuenta de que se trabaja en casa”.
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