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Foto del escritorCristian Zurita Pozo

La pandemia agudizó enfermedades como el TOC

Actualizado: 14 sept 2022

El trastorno obsesivo-compulsivo, conocido como TOC, es una condición mental que genera pensamientos y rituales repetitivos. Una vez diagnosticada no tiene cura, el tratamiento se basa en suministrar sesiones de terapia y medicamentos. Los síntomas, durante la pandemia, se han incrementado.


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La obsesión por una determinada actividad es parte de los síntomas del TOC. Fotos: Multimedia Wix y Pixabay


La ´nueva normalidad´ no es culpable directa de algunas enfermedades mentales, pero sí agudizó cuadros de depresión, ansiedad y trastornos, como el obsesivo compulsivo, que somete a las personas, entre otros síntomas, a repetir incansablemente tareas de desinfección o concentrar sus pensamientos en circunstancias negativas.


Según la revista médica MedlinePlus, el trastorno obsesivo-compulsivo, conocido también como TOC, consiste en generar pensamientos (obsesiones) y rituales repetitivos (compulsiones). Situaciones que interfieren con la vida de las personas, porque no pueden controlarlos, ni detenerlos. Aún no hay evidencia médica que defina sus causas. Se cree que la genética, la biología cerebral y la química, junto al entorno, pueden desempeñar un papel relevante en la afección. A menudo, los niños desarrollan la enfermedad a una edad más temprana que las niñas. Sin embargo, aparece con mayor frecuencia en la adolescencia o cuando se es adulto joven.


El Dr. David Jaramillo, psicólogo radicado en Quito, con maestría en Intervención en Crisis y Terapia Familiar Sistémica, aclaró que quienes padecen este trastorno, no necesariamente muestran comportamientos violentos; pero, sí es notorio el cambio de actitud como lavarse las manos en demasía, untarse varios compuestos químicos de desinfección, a tal punto que lastiman su piel. Exageran su preocupación por limpiar varias ocasiones el espacio donde permanecen, lo que les hace perder la noción del tiempo o el número de veces que lo hicieron durante el día.

También, sin darse cuenta, tienden a quedarse solos, pese a estar rodeados de personas. Su temor de contagiarse con el covid-19 hace que eviten cualquier tipo de contacto. Estos pensamientos son generados, a tal magnitud, que se les dificulta concentrarse en otras realidades, o ideas relajadas y alentadoras.


Las personas que padecen de TOC pueden presentar síntomas por obsesión o compulsión, o de ambos simultáneamente. Es posible también que se manifiesten actitudes como:

  • Miedo a los gérmenes o a la contaminación.

  • Miedo a perder o extraviar algo.

  • Preocupaciones por perjuicios a sí mismo, o a su entorno.

  • Pensamientos prohibidos no deseados que involucran sexo o religión.

  • Pensamientos agresivos.

La necesidad de repetir una acción –aparentemente– reduce la ansiedad o detiene los pensamientos obsesivos. En el caso de las compulsiones, incluyen otras muestras como:

  • Verificar repetidamente que la puerta está cerrada, el horno apagado, etc.

  • Contar compulsivamente.

  • Ordenar y organizar las cosas de una manera particular y precisa.

El Dr. Jaramillo corroboró la información, que emiten los medios de comunicación, sobre que los ataques de depresión y ansiedad se incrementaron durante la pandemia. En su Centro Psicoterapéutico En Familia, pasó de tratar un paciente con estas características (antes de la cuarentena), a ofrecer terapia a seis personas en este tiempo de crisis.


El experto dijo que no hay cura para quienes experimentan esta enfermedad mental (TOC). Una vez diagnosticado el problema, además de las sesiones de terapia, también se debe suministrar medicamentos. De allí, que el trabajo multidisciplinario, entre el psicólogo y psiquiatra, es clave. Ambos procurarán mejorar la calidad de vida del enfermo.

Lo citado, anteriormente, ocurre cuando la persona acepta su realidad y consiente el tratamiento. Cuando el afectado niega el trastorno son los familiares y amigos, quienes deberán acudir a terapia, para forjar una convivencia agradable y amorosa con su ser querido.


El desconocimiento de la enfermedad, tiene lamentables consecuencias como el deterioro de relaciones, exclamó Jaramillo. Dejó sugerido no automedicarse, ni comparar síntomas con lo que se muestra en la Internet, ya que, para obtener el diagnóstico, el médico especialista debe hacer una profunda y minuciosa evaluación al individuo.


Los sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo son capaces de desarrollar normalmente su trabajo, amar, abrazar, disfrutar de la naturaleza, de un juego divertido; pero, hasta que se controle la pandemia, serán la predisposición, la comprensión, la paciencia y la tolerancia los factores relevantes para sobrellevar las diferencias en procura de la salud mental familiar.

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