El Día de Gracias tiene una importancia clave en el sentir y el bienestar de las personas. Cuando se es grato, el caminar diario es más manejable. Diversos estudios reflejan qué ocurre con el cerebro, el corazón y el cuerpo al decir gracias.
Este jueves 23 de noviembre de 2023, millones de personas celebran el Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos. Un festejo tradicional que, incluso, para los norteamericanos es más importante que la Navidad. Agradecer siempre emite un mensaje importante, que alegra la vida y favorece la salud.
El acto más simbólico se cumple con la cena alrededor de una mesa repleta de manjares, muchos comen pavo, con guarniciones especiales, puré de papa, vino, postres y demás delicias. El agradecer en eventos especiales no se limita a quienes viven en ese país, también lo hacen en Canadá, Corea, India o Israel.
Robert A. Emmons, profesor de psicología de la Universidad de California es autor del ‘Programa 21 días para crear prosperidad emocional’ y uno de los pioneros de la investigación sobre cómo la gratitud influye de forma positiva en la vida. Su estudio, realizado con su colega Michael E. McCullough, permitió comparar a la gente agradecida, con aquellas que lo son un poco menos.
Según se expone en el portal web: https://www.latam.abbott/, la investigación reflejó que quien agradece padecía menos episodios de depresión y estrés, menor tensión arterial, más energía y mayor optimismo. Entre otros, desacelera el envejecimiento en las personas de la tercera edad, ya que los efectos de la degeneración neuronal se estancan.
Al estrés también se lo enfrenta con el gracias. El Institute of HeartMath Research Center en California afirma que “las emociones positivas como el agradecimiento, disminuyen significativamente los niveles de cortisol (hormona del estrés)”. La investigación de Emmons y McCullough asegura que ayuda a crear vínculos, ya que mejora las uniones afectivas, porque se produce mayor oxitocina, al fomentar la calma y seguridad en las relaciones.
En el libro Gratitude Works se expone que las personas con hipertensión, que expresan gratitud de forma activa, “pueden reducir hasta un 10% la presión arterial sistólica y disminuir la absorción de grasas en un 20%”.
A decir de Sergio García Díaz, psicólogo y formador de la Fundación Pere Tarrés (España), existen diversas formas de entender el concepto de gratitud, “los expertos aún no saben si se trata de una emoción, un estado de ánimo, un rasgo afectivo o de la personalidad; posiblemente, sea todo ello a la vez. En cualquier caso, se trata de una experiencia placentera, que despierta en la persona una sensación de apreciación por la vida y satisfacción con lo que quedó en el pasado”.
Otros análisis indican que experimentar gratitud, aumenta el afecto positivo, la satisfacción con la vida y el comportamiento prosocial. Además, inhibe los comportamientos de hostilidad y conduce a mejorar el apoyo social y el bienestar durante las etapas de transición de la vida.
En https://neurodoza.com/ se asevera que hace algunos años, un equipo de neurocientíficos logró mapear cómo el cerebro humano experimenta la gratitud. Gracias a los testimonios de personas que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial, se descubrió que al sentir agradecimiento se activan áreas cerebrales vinculadas con la cognición moral y los juicios de valor subjetivos. Glenn Fox, investigador de Brain and Creativity Institute de la University of Southern California, indica que cuando se siente gratitud, “en el cerebro se activan las áreas responsables de los sentimientos de recompensa, de la cognición moral, de la equidad, de la toma de decisiones económicas y de la autorreferencia”.
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