Las manchas en la piel aparecen por diversos factores. El más frecuente es resultado de la exposición permanente y crónica al sol sin la protección adecuada.
La exposición al sol es inevitable durante el verano. Es importante cultivar hábitos saludables que prevengan afectaciones a la piel. Mientras más temprano se inicie es mejor. La niñez es la época ideal para crear conciencia.
Es preciso tener en cuenta el principal factor de riesgo: los elevados índices de radiación que bañan a Ecuador, al ser el país que se ubica en el borde más externo del globo terráqueo. Esto hace que una de las primeras recomendaciones de los profesionales sea incentivar el uso de elementos de barrera, como ropa de manga larga, sombreros, gafas y sombrilla; y, desde luego un protector solar de 50+, que debe ser aplicado, de acuerdo a las indicaciones del fabricante.
Cuando esto no ocurre, lo más probable es que en la edad adulta se hagan visibles las primeras consecuencias. Los léntigos solares son aquellas manchas obscuras que aparecen en manos, escote y cara. Se los asocia con el envejecimiento de la piel. Se presentan, mayoritariamente, en personas de tez clara. Si bien es poco probable que degeneren en cáncer de piel, es necesario mantener un régimen de consultas periódicas, que aseguren la ausencia de lesiones malignas.
Otro tipo de manchas son las llamadas melasma. Estas se las conoce comúnmente como ‘paño’ y se presentan en el área malar y pómulos de la mujer. En nuestro medio esta afección es frecuente debido a varios factores, que son explicados por la doctora Andrea Pazmiño, cirujana plástica, con subespecialidad en Medicina Estética y Reconstructiva. “Hay tres factores de riesgo: la ubicación geográfica, en la cual recibimos los rayos UV con mayor intensidad; los cambios hormonales durante el embarazo, esencialmente de los estrógenos; y, el tipo de piel latino, que genéticamente tiende a la mancha”.
Entre otras lesiones de la piel están los nevus o lunares. Si bien algunos están presentes desde el nacimiento, otros surgen como consecuencia del daño solar. Al notarse el aparecimiento de nuevos lunares, cambio de coloración o tamaño, es indispensable una consulta con un especialista, para descartar algún proceso maligno. En estos influye un componente genético que predispone su formación. El tip básico es rehuir a las exposiciones prolongadas al sol, que estimulen su multiplicación. Afortunadamente, en la actualidad, muchas de estas condiciones tienen tratamientos que resultan efectivos.
Como parte de los procedimientos para contrarrestar las manchas de la piel se pueden mencionar tres, que gozan de la confianza de los profesionales. El láser y la crioterapia buscan la renovación de tejido por capas con la aplicación de calor y frío, respectivamente. Mediante quemaduras superficiales, en varias sesiones, separadas por un mes, se logra corregir hasta en un 70% las alteraciones. También se puede recurrir a cremas despigmentantes con un efecto similar. Estos productos emplean sustancias químicas. El número de sesiones es indistinto, debido a que la respuesta de la piel va a depender de cada caso.
“Negado completamente la exposición al sol cuando se está en un tratamiento de estos. Todos originan un proceso inflamatorio. Si no es cuidada, la lesión indefectiblemente empeorará. El éxito, en gran medida, va a depender de la responsabilidad y disciplina del paciente”, comenta la doctora Pazmiño.
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